Según un informe privado, la molienda de soja cerrará 2020 con su peor nivel en 6 años y una capacidad ociosa del 45%

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    La molienda estimada será de 38,4 millones de toneladas, más de 3 millones de toneladas por debajo del promedio de los últimos 5 años. Además, retrocede 4 puntos porcentuales en la participación mundial de producción.

    La molienda de soja a nivel nacional arrastra una caída casi constante durante varios meses, que se aceleró en el último semestre, y promete cerrar 2020 con los niveles más bajos en 6 años, sin tomar en cuenta el 2018 cuando una fuerte sequía azotó el país y dificultó la obtención de materia prima para su industrialización. Con un conglomerado fabril con capacidad para moler 70 millones de toneladas, solo se procesarán poco más de 38 millones, dejando de lado la posibilidad de realizar exportaciones por USD 2.700 millones.

    Así lo confirmó un informe de la consultora Agritrend al que Infobae tuvo acceso. Según el trabajo, la proyección de molienda para 2020 se ubicará en 38,4 millones de toneladas, por debajo de las 41,5 millones de toneladas del promedio del quinquenio y de las 44,8 millones de toneladas del último récord registrado en 2016.

    De ese total, se espera exportar aproximadamente 5 millones de toneladas de aceite, 26 millones de toneladas de harina y un volumen menor de biocombustible, lo cual posibilitará un ingreso de divisas provenientes del exterior de USD 13,1 millones de con una recaudación fiscal que superará los 3.5 mil millones de dólares. “Sin duda el impacto de la menor molienda se traduce en menores saldos exportables y por consiguiente ingresos comerciales y fiscales más reducidos”, apuntó la consultora.

    Este volumen estimado para la conclusión de 2020 trae consigo una nueva caída en el utilizamiento de la capacidad instalada de las fábricas que procesan soja para la producción de harinas y aceites. Según, la consultora “la capacidad ociosa alcanza el 45% ya que la capacidad instalada teórica de las plantas que muelen soja ronda las 70 millones de toneladas”, al mismo tiempo que reduce en 4 puntos porcentuales la participación de Argentina a nivel mundial en la provisión de dichos productos, hasta acaparar el 12% de la producción mundial.

    Según el informe, la caída en la molienda se debe, entre otros factores, a los problemas de las fábricas para obtener la materia prima. En el escrito, ponen de relieve que “lo más significativo es el estancamiento en los últimos meses de este año, particularmente en el último semestre”.

    “Eso se explica por la falta de mercadería disponible, lo cual redujo la utilización de la capacidad a niveles de solo 46/48% de la capacidad instalada. De acuerdo con la información oficial, a mediados del mes de noviembre se había vendido el 70% de la cosecha total y, a precio hecho, el 56%”, indicó Agritrend y agregó que “para el ciclo 2020/21, las ventas forward o anticipadas alcanzan las 4 millones de toneladas totales y solo 1,8 millones de toneladas, a precio. Estos niveles significan la mitad de lo negociado a la misma fecha del año anterior”.

    Otros datos

    A partir del análisis de la consultora, si la molienda 2020 hubiese cerrado a niveles de la de 2016, cuando se procesaron 44,8 millones de toneladas, no solo hubiese aumentado el saldo exportable, sino que también a la Argentina podrían haber ingresado USD 2.700 millones más que el monto actual y el Estado podría haber percibido en concepto de retenciones USD 750 millones extras.

    Asimismo, el uso industrial del actual 55% hubiese escalado hasta el 63%, con una ociosidad implícita de algo menos del 40% y la disponibilidad para exportar hubiese ascendido a 6 millones de toneladas de aceite y cerca de 30 millones de toneladas de harinas, con un ingreso final de USD 15.800 millones y una recaudación fiscal de USD 4.300 millones.

    “La Argentina perdió de ganar en el 2020 más de 2.700 millones de dólares por exportaciones del complejo sojero y la recaudación fiscal se vio afectada en aproximadamente 750 millones de dólares. Esta caída de la molienda, con alta capacidad ociosa, implica costos incrementales que afectan a toda la agroindustria exportadora”, analizó el economista Gustavo López, director de la consultora especializada.

    “En síntesis, un mayor incentivo al procesamiento local redunda no solo en un ingreso mayor de divisas y tributos, y posibilita reafirmar la supremacía mundial como oferente de derivados de la soja de alta calidad, sino que además genera un mayor nivel de desarrollo económico en toda la región”, concluyó el informe.

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