La lupa en el sector porcino: lo que pasa y lo que puede venir

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    Voz autorizada al momento de analizar la realidad de la producción porcina en el país, el consultor Juan Uccelli dice que el consumo de carne de cerdo se incrementa año a año y que el consumidor comprueba en la góndola que es una carne todavía barata. También remarca que el sector sufre especialmente el aumento de costos a la hora de producir. Explica la situación del mercado mundial, marcado por el conflicto bélico y la peste porcina africana, y enfatiza en las oportunidades que le depara el futuro al cerdo nacional.

    “Hoy la foto es complicada porque los costos subieron por ascensor y el precio del cerdo está empezando a subir por escalera”. La metáfora en boca de Juan Uccelli sirve para describir el presente de la producción de carne porcina en Argentina. Para reafirmar lo dicho, agrega: “Falta una adecuación de precios y eso va a tener repercusión en la rentabilidad del negocio; en algún momento el cerdo tendrá que subir su valor para compensar la suba de costos que hubo”.

    No obstante, a pesar del problema mencionado, el consumo de carne de cerdo se incrementa cada año en las mesas argentinas. Uccelli repasa ese crecimiento: “En 2002 el consumo estaba en los 4 kilos (por habitante por año), uno de carne fresca y tres en chacinados; en 2021 se llegó a los 21 kilos, con 18,5 de carne fresca”. Un salto de magnitud, sin duda.

    Lo cierto es que, en estos días, ese atraso en el valor en la carnicería es más que atractivo para los bolsillos castigados de los consumidores. “La carne de cerdo es barata en el país; en valor primero está el pollo y le sigue el cerdo, como las carnes más baratas. En el mundo es igual”, apunta el consultor. A modo de ejemplo, comenta que en el mercado local “algunos cortes de cerdo están entre 30 y 35 por ciento más baratos que la carne vacuna; otros, como la paleta, 50 por ciento”.

    Si bien el aumento de costos en la producción y el valor retrasado del cerdo marcan a fuego el presente del sector, Uccelli ve “dos o tres meses más de situación complicada para el productor, pero con un recupero interesante de mitad de año hacia adelante”. Lo dice en referencia a una recuperación de precios en el ámbito local y a las interesantes oportunidades que se abren para el país si logra retomar los niveles de exportación alcanzados en junio de 2021. “Hay necesidad de recuperar el mercado chino, y no sólo China sino todo el sudeste asiático, que depende de la carne de cerdo”, sostiene. Eso sí, aunque resulte increíble, “hoy no se exporta nada”, confirma.

    En relación al escenario internacional, más allá de la invasión rusa al territorio ucraniano, Uccelli comenta que los efectos de la peste porcina africana siguen siendo devastadores. No sólo en el gigante asiático sino, con fuerza, en el bloque europeo. Por eso vaticina: “Dentro de 10 años es posible que los jamones de Parma no se hagan con cerdos de Italia, sino con cerdos argentinos o brasileros”. Tal vaticinio, en el calor de la charla, se fundamenta en una realidad que cree posible: “La peste porcina africana está condicionando a Europa y Argentina será proveedor de carne de cerdo para hacer el jamón de Parma”.

    Enseguida abunda en el potencial productivo del país, en los cuatro años que se cumplen con falta de inversiones en el sector (“de 2018 a la fecha”), en las importaciones de cortes más valiosos de la media res, como bondiola, jamón, paleta y solomillo, provenientes de Brasil (“que resultan un beneficio para el importador”) y, entre otros temas, en el impacto positivo que traería la ejecución por parte del Banco Nación de una línea de crédito especial del Ministerio de Desarrollo Productivo, para empezar a revertir la caída en el número de madres registrada en los últimos años (“llevaría a un crecimiento de 50.000 madres, lo que significa una producción de 150.000 toneladas de carne más por año”). Entonces, repite su mantra: “Argentina está obligada a ser un gran productor de carne de cerdo para el mercado local y un gran exportador de carne de cerdo para el mundo”

    Por supuesto, a la foto local de la que habla Uccelli al principio de la entrevista, se suma el marco global: las consecuencias de la afrenta bélica rusa, con alza sideral en valores de cereales, oleaginosas y combustibles, resultan insoslayables y han impactado a todos los sectores de la esfera agropecuaria en el mundo. Según el consultor, la guerra “generó un descalabro a nivel mundial” en términos de valores de los productos.

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