La reciente asunción de Pablo Bortolato como presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) marca la prolongación de una línea de gestión que ha buscado estrechar la relación entre la entidad bursátil y el entramado productivo del país. Luego de una elección reñida —apenas la tercera en los últimos 25 años— Bortolato destacó como principal logro “la continuidad de un proyecto”, señalando que “lograron humanizar un poco a la Bolsa de Comercio”, en referencia a la impronta que tomó la institución en los últimos años bajo el liderazgo de Miguel Simioni.
Bortolato remarcó que la victoria de su lista oficialista también dejó una clara señal: hay sectores que buscan nuevos rumbos o enfoques. “Me dejó un mensaje la elección”, afirmó, y anunció que ya se comunicó con Cabanellas, referente de la oposición, para “juntarnos y charlar un rato”. El objetivo no es menor: consolidar consensos que doten de legitimidad a una gestión que pretende abarcar a la totalidad del ecosistema agroindustrial.
Uno de los emblemas de esta nueva etapa es el avanzado laboratorio de la BCR, que fue recientemente inaugurado. “Es un orgullo terrible”, remarcó Bortolato, al tiempo que explicó que el proyecto llevó más de siete años de gestación, con múltiples rediseños e instancias de discusión interna. El laboratorio —montado en lo que alguna vez fue el taller de imprenta del diario La Capital— es hoy un centro de innovación de nivel mundial, con instalaciones “milimétricamente pensadas” para ofrecer análisis y servicios de vanguardia. “Por fuera parece un edificio más, pero cuando entrás decís: ¡guau!”, confesó el nuevo presidente.
La estrategia de territorialización de la Bolsa seguirá profundizándose. El programa “la BCR en el territorio”, que durante los últimos años llevó a la entidad a interactuar directamente con las economías regionales, continuará en expansión. “Se empezó yendo nosotros, ahora nos llaman las localidades para que vayamos”, celebró Bortolato, quien detalló que ya tienen una lista de pedidos para nuevas visitas. Esta dinámica permite que municipios y productores conozcan de primera mano los servicios y capacidades que la Bolsa puede brindar, muchas veces desconocidos incluso en el interior provincial.
En este sentido, la vocación federal de la BCR ha sido una de las marcas de la gestión continuista. Lejos de una institución de puertas cerradas, Bortolato sostiene que “la gente del interior muchas veces desconoce la mitad de las cosas que hacemos”. Esta frase encapsula buena parte del espíritu que busca imprimirle a su mandato: el de una Bolsa más presente, más cercana y articulada con los actores del territorio, indispensable para la trazabilidad, la transparencia y el desarrollo del agro argentino.
Finalmente, en un tono más distendido, se desmintió un dato curioso: Bortolato no es el presidente más joven en la historia de la institución, aunque comparte edad con su antecesor y colega Miguel Simioni. Entre risas, pidió discreción a los periodistas. “No le diga nada, está descansando”, bromeó. Un detalle menor pero revelador del estilo que, todo indica, caracterizará a esta nueva etapa: cercanía, apertura al diálogo y liderazgo colaborativo para una Bolsa que ya se proyecta como pieza clave del futuro agroindustrial nacional.