Desde el corazón productivo de la provincia de Córdoba, Pablo Martelli se posiciona como un candidato diferente. “Soy el único productor agropecuario en actividad entre 180 candidatos en Córdoba”, remarcó el actual directivo de la Sociedad Rural de San Francisco. Con una vida entera dedicada a la lechería y al trabajo agropecuario, Martelli representa una voz que se ha forjado ordeñando vacas a las 4:30 de la mañana y sorteando inundaciones, decisiones políticas adversas y vicisitudes climáticas. Su historia, lejos de nacer desde un escritorio, se construyó con barro en los pies.
El punto de quiebre llegó a fines de los ’80, cuando una inundación devastó el campo familiar. “Tuvimos que vender todo para evitar que nos remataran el campo por deudas impositivas”, relata. Con apenas 19 años, dejó la facultad para encargarse del tambo, y empezó con 27 vacas. “Me metí en el barro literal, estuve cuatro años y medio ordeñando”, rememora. Su capacidad de liderazgo emergió en 2002, durante una protesta en Córdoba donde repartieron leche para visibilizar el precio irrisorio que percibían los productores: nueve centavos por litro.
Martelli afirma que su vocación política se cimentó en esa lucha constante por mejorar las condiciones para los productores. “Mi pasión es el campo. Siempre traté de ser eficiente, creativo, de innovar. La necesidad lleva a la creatividad”, asegura. Hoy concentra su campaña sin descuidar su actividad rural. “Tengo un equipo de gente que se fue forjando conmigo. Hasta la una de la tarde trabajo en el campo y después me dedico a la política”, cuenta sobre su rutina actual.
En cuanto a su visión legislativa, Martelli señala que los temas reales del agro siguen sin tener espacio en el Congreso Nacional. “Voy a trabajar por el equilibrio fiscal. Para el campo se necesita previsibilidad, reglas claras, y que dejen de cambiar las condiciones todos los años”, sostiene. Descree de expresiones partidarias oportunistas y rescata el respaldo del partido demócrata, desde donde se lanzó su candidatura. Aún así, advierte sobre los infiltrados políticos: “Hay gente de todos los partidos que entra y después traiciona el proyecto”.
Aunque históricamente el sector lechero vive en estado de reclamo, Martelli destaca que hoy hay señales positivas: “Este año y medio es una caricia al sector. Después de tantas penurias, el tambo vive un buen momento”. Sin embargo, no se olvida del esfuerzo que implica: “La logística que tiene el tambo es diez veces superior a cualquier otra actividad. Hay que tener dos bombas, todos los repuestos a mano porque los problemas son ya”. En sus palabras, se advierte la convicción de quien “la vivió en carne propia” y ahora pretende llevar esa experiencia al Congreso.