La calidad del aire en las granjas avícolas no solo incide en el confort de las aves, sino que se ha convertido en un factor crítico para la sanidad y productividad del plantel. En un contexto marcado por el aumento de brotes de influenza aviar, un equipo de investigadores de la Universidad de Saskatchewan, en Canadá, está evaluando dos tecnologías basadas en ionización para neutralizar patógenos en el aire de ingreso a los galpones.
El proyecto, liderado por el Dr. Lifeng Zhang, junto a su estudiante de posgrado Angelo Alluag y la asistente de investigación Myra Martel, busca integrar estas soluciones a los sistemas de ventilación existentes, con el objetivo de detener virus como el de la influenza aviar antes de que crucen la línea de bioseguridad. “Los sistemas de ventilación pueden ser una vía de ingreso de bacterias y virus, incluyendo la influenza aviar”, advierte Zhang.
¿Cómo funciona esta tecnología?
Ambas soluciones utilizan cargas eléctricas para desactivar patógenos, aunque con mecanismos distintos: una de ellas pulveriza microgotas de agua cargadas eléctricamente en el flujo de aire, mientras que la otra ioniza directamente las partículas presentes en el aire contaminado. En ambos casos, la idea es romper la membrana celular de bacterias y virus, reduciendo así su capacidad de infección.
Los primeros ensayos en laboratorio demostraron una eficiencia de reducción de entre el 80 y el 90% en partículas de menos de 10 micrones, que es el rango de tamaño donde se encuentran virus como la influenza aviar. Aunque por razones de bioseguridad no se trabajó directamente con este virus, se utilizó E. coli y Salmonella como sustitutos debido a su tamaño y comportamiento similares.
Resultados prometedores y eficiencia energética
Además del impacto sanitario, uno de los hallazgos más prometedores del estudio es que los sistemas no necesitan operar en forma continua para ser efectivos, lo que podría representar un ahorro energético importante. “Esto permite pensar en sistemas automáticos que se activen en función de la calidad del aire o condiciones climáticas específicas”, explicó Alluag.
La eficiencia energética es clave para su adopción comercial, y por ello el equipo también evalúa el consumo comparado entre ambos sistemas. La proyección preliminar indica que la instalación sería económicamente viable para productores de pollos parrilleros, ponedoras y pavos.
De los laboratorios a los galpones
La próxima etapa del proyecto, financiado por el Canadian Poultry Research Council con apoyo del Ministerio de Agricultura de Saskatchewan y otros fondos federales, será llevar el sistema seleccionado a condiciones reales en granjas avícolas experimentales. También se evaluará el desempeño durante el invierno canadiense, con temperaturas extremas que podrían afectar la dispersión de cargas o el comportamiento del sistema en ambientes húmedos y fríos.
Un potencial disruptivo para la industria
En Latinoamérica, donde los desafíos climáticos y sanitarios varían ampliamente entre regiones, esta tecnología representa una posible revolución en materia de bioseguridad preventiva. La aplicación de sistemas de ionización en las entradas de aire de los galpones podría convertirse en un nuevo estándar para la prevención de enfermedades respiratorias y virales en la avicultura intensiva.
“El objetivo es claro: evitar que el enemigo entre”, resume Zhang. Si la tecnología logra consolidarse en ensayos a escala comercial, podría tener un impacto significativo en la sustentabilidad productiva y el bienestar animal, incluso más allá del hemisferio norte.