Mientras la cuenta regresiva hacia las elecciones acentúa la inestabilidad económica en Argentina, los sectores claves del agro, como la avicultura, la ganadería y la agricultura, enfrentan un escenario lleno de incertidumbres. En una entrevista radial con los periodistas Adalberto Rossi, Patricia Aller y Eugenia Quibel, el economista y analista Héctor Arese fue categórico: “Entramos en modo de elección definitivamente”. Esta frase sintetiza el punto de vista que sostiene que las decisiones económicas han quedado paralizadas por las urgencias políticas.
Uno de los aspectos que más preocupa a exportadores y productores agroindustriales es el riesgo país, que ronda los mil puntos. “Para el exportador, un tipo de cambio más alto puede parecer una ventaja, pero en realidad es pan para hoy y hambre para mañana”, señaló Arese, subrayando que lo más dañino para la economía productiva es “el escenario volátil, donde uno no puede concretar precios ni saber cuánto va a ganar”. En este clima, tanto los pequeños productores avícolas como las grandes firmas cárnicas enfrentan dificultades para planificar su producción y fijar contratos de exportación.
Arese también criticó el retraso de reformas claves que impiden dinamizar la economía y dar certezas al sector agroindustrial. “No se está debatiendo reforma tributaria, no se puede ni tocar”, lamentó, y añadió que medidas como la reforma laboral son “imprescindibles para las pymes”, en clara alusión a las miles de pequeñas y medianas empresas del interior agropecuario que generan empleo y valor agregado a nivel federal, incluyendo cooperativas avícolas y empresas familiares del sector porcino.
Uno de los ejes que abordó el economista fue el impacto de la desconfianza generalizada en la moneda local, alimentado por la historia económica del país. “La historia argentina te da miedo”, sostuvo, remarcando que no es un tema exclusivo de grandes inversores: “Me gusta subrayarlo, los mercados es mi tía Tota (…) Casi un millón de personas comprando dólares en el último año”. Esta huida al dólar también condiciona el clima financiero para las empresas agropecuarias, muchas de las cuales recurren al crédito para sostener costos elevados en alimentación animal y energía.
En cuanto al contexto internacional, el entrevistado hizo hincapié en que la Argentina no está alineada con las transformaciones globales. “Queda clarísimo que los sistemas que tenemos en la Argentina son del año 60. Y el mundo está transitando el 2025”, apuntó, ejemplificando con la falta de eficiencia administrativa y tecnológica en los organismos oficiales que regulan la cadena agroalimentaria.
Finalmente, Arese dio una mirada crítica sobre el parate en el comercio internacional, afectado por guerras comerciales y la retracción del consumo. Según sus palabras, “este año el comercio casi no va a crecer, apenas un 0,1, un 0,2 con toda la furia”, lo cual pone aún más presión sobre los productores argentinos que compiten en mercados globales con altos costos internos y sin políticas activas que impulsen las exportaciones. En este contexto, el futuro inmediato del sector avícola y agropecuario dependerá en gran medida de las decisiones que surjan tras el domingo electoral.