El primer semestre del año ha traído noticias alentadoras para el sector avícola argentino, especialmente en lo que refiere a la exportación de genética aviar, es decir, aves vivas y huevos fértiles.
Según datos oficiales de la Secretaría de Agricultura de la Nación, se registró un crecimiento del 137% respecto al mismo período del año anterior. Este salto comercial se explica, entre otras razones, por la aparición de nuevos mercados internacionales ante la crisis provocada por brotes de influenza aviar en Estados Unidos y Polonia, quienes históricamente habían sido proveedores clave a nivel global.
Daniel Cañizares, presidente de Globoaves Argentina, una de las principales empresas del sector, ofreció precisiones: “Estamos recibiendo muchos pedidos de exportación y lo que más me llama la atención es que se incluyeron países que antes no estaban en el radar”.
Entre los destinos alcanzados por Globo Aves en su actual esquema de ventas figuran México, Paraguay, Colombia, Ecuador, Venezuela y, de manera incipiente, hasta Estados Unidos y Polonia. De hecho, según Canizares, “estos dos últimos países están reflejando lo que está pasando con la influenza aviar”, lo que abrió una ventana de oportunidad para los exportadores sudamericanos, donde Argentina y Brasil aparecen como protagonistas.
Sin embargo, la bonanza está condicionada por múltiples factores, incluidos los derivados del tipo de cambio y la inestabilidad macroeconómica del país. “Muchas veces teníamos mercadería para exportar y el tipo de cambio no acompañaba. Entonces preferíamos ubicarlo en el mercado interno o directamente no producir”, explicó Canizares.
En la actualidad, la empresa opera al 95% de su capacidad instalada tras la recuperación de un incendio ocurrido en 2020, y espera estar 100% operativa para septiembre. En paralelo, se están realizando inversiones en tecnología y renovación de equipos, con el objetivo de alcanzar, para 2026, una producción estimada de más de 100 millones de huevos fértiles al año.
En cuanto al mercado interno, la apertura a la importación de pollo proveniente de Brasil ha generado incertidumbre. Si bien aún no se permiten ingresos de huevo fértil ni de pollito bebé, la amenaza latente preocupa al sector. “Hoy en día se abrió el mercado y está ingresando algo de pollo desde Brasil. Se trabó el ingreso por la influenza aviar detectada en Brasil, pero la posibilidad latente está”, señaló Canizares con tono cauto. Además, las reformas estructurales que el Gobierno plantea a nivel laboral e impositivo son observadas con atención por el empresariado, dado que podrían aliviar la pesada carga de costos internos.
El Presidente de Globoaves Argentina también se refirió al impacto del tipo de cambio, uno de los temas más sensibles para los exportadores. “Uno de los problemas que tenemos en la Argentina –desde siempre– es que no hay política de Estado. Asume un Gobierno, aplica una política laboral, económica, fiscal… luego asume otro y aplica otra distinta. Así vamos teniendo estos vaivenes de tipos de cambio que nos afectan”, advirtió.
Con una proyección del dólar superior a los 1.400 pesos para diciembre, según estimaciones del mercado, las reglas claras se vuelven tan necesarias como escasas. El futuro de la avicultura argentina se perfila entre oportunidades generadas por el contexto internacional adverso para otros países y la necesidad de dotar de previsibilidad y competitividad al sector. Mientras tanto, empresas como Globoaves Argentina avanzan en expansión de capacidad productiva y reposicionamiento en el mercado global, con una estrategia que combina músculo exportador y compromiso con el mercado interno.