El inconfundible pelaje blanco y negro volvió a brillar sobre las pistas de Palermo. La raza Holando Argentino, emblema de la lechería nacional, reapareció este año en la Exposición Rural con ocho ejemplares seleccionados. Aunque el número pueda parecer modesto en comparación con décadas anteriores, para la Asociación Criadores de Holando Argentino (ACHA) y su secretario ejecutivo, Mariano Brave, representa un hito significativo: “Volvió nomás, volvió el Holando a La Rural”, celebró el dirigente en entrevista con el equipo de Cátedra Avícola y Agropecuaria.
Durante los últimos años, la raza Holando no participaba en competencias oficiales dentro de la muestra, aunque sí estuvo presente con actividades de concientización y exhibición. “Teníamos un tambo demostrativo para que la gente conozca un poco lo que es el trabajo de la lechería”, explicó Brave. Ahora, con la vuelta oficial de los animales a pista, se abre nuevamente una ventana para apreciar lo mejor de la genética lechera argentina y reforzar el vínculo con la ciudad.
“Estar presentes en una exposición tan importante como esta le permite al sector lácteo posicionarse y mostrarse”, señaló Brave, quien destacó también el valor pedagógico y cultural de este tipo de eventos. Las vacas no solo representan productividad y eficiencia, sino también bienestar animal y cuidado técnico. “La única manera de tener una vaca eficiente es que se la cuide, y que se le dé todo el bienestar, la comida adecuada, y se la proteja de las inclemencias”, sostuvo el secretario ejecutivo con énfasis.
El Holando es, a nivel global, la raza lechera más difundida bajo el nombre Holstein. En nuestro país se la conoce como Holando Argentino, y tanto su figura icónica —“la vaca blanca y negra de los dibujitos”, como bromearon los periodistas— como su aptitud para producir leche en grandes volúmenes la vuelven fundamental dentro de la economía lechera. Brave detalló que las vacas deben tener ciertas características físicas para ser consideradas puras: “Aunque sean negras por completo, deben tener manchas blancas en la cabeza, la panza, las manos o la cola para evitar sospechas de cruzamientos con otras razas”.
El calendario de la ACHA no se detiene en Palermo. Brave adelantó que del 4 al 6 de septiembre se llevará a cabo la Fiesta Nacional del Holando en la Sociedad Rural de Villa María, Córdoba, evento que se realiza anualmente en distintas sedes. Allí se espera una concurrencia mucho mayor que en Buenos Aires, tanto en público como en animales: “Estamos pensando en alrededor de 90 a 120 ejemplares, porque es más fácil para los productores llegar, y es más económico todo”, explicó. Además, destacó el valor de la ruralidad local como plataforma para el fomento del trabajo genético y el espíritu de comunidad entre cabañeros.
La exposición de Palermo, sin embargo, sigue siendo un imán para productores y visitantes de todo el mundo, y el regreso del Holando a las pistas reafirma esa vocación de vidriera de excelencia para el agro. “Palermo siempre se caracterizó por esa importancia que tiene; muchos extranjeros quieren venir a conocer el campo argentino desde acá”, concluyó Brave. La reaparición de estas vacas emblemáticas no solo reconecta al público urbano con la esencia del campo, sino que también reconoce el esfuerzo constante de quienes trabajan día a día para producir la leche que llega a nuestras mesas.