El crecimiento del consumo de carne de pollo en Argentina ya no es novedad. Hoy representa la proteína animal más elegida por los argentinos, superando incluso a la carne vacuna, no solo por su accesibilidad económica, sino también por sus atributos nutricionales, su versatilidad culinaria y la creciente conciencia sobre su impacto ambiental positivo.
Según Carlos Sinesi, gerente general del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), esto no es casualidad. “Venimos trabajando hace más de 15 años con el CINCAP para comunicar los beneficios del pollo con respaldo científico”, comentó. Además, agregó que las nuevas generaciones valoran no solo lo saludable, sino también lo sustentable, y allí el pollo tiene ventajas claras.
Uno de los grandes aportes del sector avícola ha sido su diversificación de productos: ya no se consume solo el pollo entero. Hoy hay opciones para todos los perfiles: trozados, nuggets, precocidos y productos pensados para quienes viven solos o en pareja. Esto ha permitido que el consumo trascienda al domingo familiar, convirtiéndose en un alimento cotidiano.
Sinesi también destacó el papel clave de las redes sociales y los influencers gastronómicos, quienes han impulsado el consumo de pollo como sinónimo de una dieta saludable y equilibrada. “Hasta los grandes chefs trabajan con mucha solidez al producto pollo”, señaló.
Un punto clave que se sigue trabajando desde CEPA es la desmitificación de ciertos prejuicios, como la falsa creencia sobre el uso de hormonas en la cría. En ese sentido, recordó los estudios realizados junto a la Sociedad Argentina de Nutrición que demostraron científicamente que no se utilizan hormonas en la producción avícola nacional.
El sector también tiene un impacto económico profundo, sobre todo en el interior del país. Según datos de CEPA, 75.000 familias viven directamente de la producción aviar, sin contar los empleos indirectos que genera en pueblos enteros: desde docentes hasta estaciones de servicio, pasando por verdulerías y comercios. “En muchas localidades, si no estuviera la avicultura, no habría pueblo”, remarcó Sinesi.
En términos de exportación, CEPA celebra la reciente reapertura del mercado chino, tras dos años de cierre, con los primeros embarques ya en tránsito. “Hay que arrancar de nuevo”, dijo Sinesi, quien anunció la participación de siete socios de la cámara en la próxima expo de Beijing, y una ronda de negocios en Manila. El objetivo para 2024 es alcanzar las 260.000 a 280.000 toneladas exportadas, superando los 64 destinos alcanzados en 2023.
Sin embargo, el panorama no está exento de desafíos. Las retenciones, el tipo de cambio y la devaluación del real brasileño son factores que impactan en la competitividad. Frente a esto, Sinesi fue claro: “Hay que ser muy eficientes, todos los días, en nuestras plantas, granjas, plantas de alimentos y de incubación. La calidad está, pero no hay que dormirse”.
El Día Mundial del Pollo fue instaurado en 2012 por el International Poultry Council para visibilizar la importancia del sector, pero como concluyó Sinesi, “casi todos los días se habla del pollo, y eso es muy bueno”.