Isaías Guío, desde Camilo Aldao —una localidad de apenas 4.500 habitantes en el sudeste de Córdoba— encarna la voz de un sector productivo que muchas veces permanece invisible: el cooperativismo agropecuario y avícola. Representando a Bases Federadas, Guío pone en escena la necesidad de discutir de forma urgente el modelo productivo argentino, marcado por una creciente concentración, la pérdida del arraigo rural y una primarización que, según él, empobrece al productor y al país. “El pueblo es mucho mejor cuando hay cooperativas, lo puedo decir desde mi experiencia. Pero la población decrece porque el modelo expulsa”, denuncia.


El referente cooperativista destaca que el problema no es la tecnología, sino cómo y para quién se la usa. “No se trata de rechazar la tecnología, sino de incorporarla para generar más trabajo y valor en las comunidades. En Brasil, todo lo que exportan sale envasado. Acá mandamos el trigo y ellos exportan fideos. Ese valor podemos generarlo nosotros, en origen, pero no se habla de esto. No está en la agenda”, lamenta Guío, quien insiste en que fortalecer el cooperativismo es clave para desarrollar las economías regionales.
Uno de los principales obstáculos que encuentra el cooperativismo para crecer y sostenerse es el acceso al crédito. “Conseguir financiamiento para una cooperativa es una odisea”, afirma Guío. “No solo somos empresas con decisiones más lentas, sino que todos tenemos que ser garantes, hasta nuestras esposas tienen que firmar. No hay un direccionamiento claro hacia estos sectores. El INAE cumplió una función, pero hoy lo vemos débil, con riesgo de desaparición. Parece que todo lo comunitario molesta”, advierte.
Consultado por la diversidad del movimiento cooperativo en Argentina, Guío hace una defensa clara del modelo. “En Córdoba y Santa Fe, las cooperativas de servicio han sido fundamentales, trajeron agua, gas, energía. Las de producción nacen por necesidad, y las de trabajo han rescatado empresas. Cuando hay unión y objetivos conjuntos, el cooperativismo funciona. Por eso nos parece un exceso lo que se plantea en Europa de tener cooperativas de una sola persona”, afirma con tono crítico pero esperanzado.
Con más de 10.000 cooperativas existentes en el país, Guío es optimista respecto al potencial de este modelo si se le da el lugar que merece. “En el mundo hay casi 3 mil millones de personas que integran alguna cooperativa. La Argentina tiene al presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, Ariel Guarco. En el País Vasco, el complejo Mondragón agrupa más de 100 cooperativas tecnológicas. El cooperativismo no es sinónimo de atraso, sino de desarrollo con equidad”, concluye.

