La crisis hídrica en el corazón agropecuario de la provincia de Buenos Aires ha alcanzado niveles alarmantes. “La situación es muy angustiante para un montón de productores, de familias que prácticamente están aisladas en los campos”, declaró Pablo Ginestet, secretario de CARBAP, en una entrevista reciente con los periodistas Adalberto Rossi, Patricia Aller y Eugenia Quibel. En zonas como 9 de Julio, Bolívar y Carlos Casares, más de un millón de hectáreas estarían afectadas por inundaciones, afectando severamente la vida rural, la producción y la infraestructura.
El colapso de los caminos rurales se ha vuelto emblemático de una infraestructura totalmente superada por las consecuencias del cambio climático y el desmanejo estructural. Ginestet fue tajante: “Todos estos eventos ponen de manifiesto la fragilidad de la infraestructura rural (…) porque si no, en el campo terminas siendo un ciudadano de segunda”. Incluso, mencionó que muchos chicos no pueden asistir a la escuela debido al aislamiento, y que hay tambos que no pueden sacar la leche a diario porque los caminos están intransitables.
Uno de los puntos más críticos es la inacción gubernamental ante el drama actual. Si bien los productores rurales le enviaron una carta al presidente de la Nación pidiendo ayuda urgente —una misiva que encabezaron con un desesperado “nos estamos ahogando”— hasta el momento no ha habido respuestas. Ginestet insistió en que no se puede seguir con la burocracia de las “leyes de emergencia”, y exigió “acciones directas y rápidas” para asistir a los damnificados.
La situación económica tampoco acompaña: productores que lograron cosechar algo tienen el grano inmovilizado en los campos sin poder transportarlo. “Es financiamiento lo que se necesita, porque tengo la producción pero no la puedo sacar”, explicó Ginestet. Denunció además las altísimas tasas de interés que imposibilitan cualquier solución crediticia, así como la continuidad del cobro de tasas viales en municipios completamente anegados, que incluso recurren a cartas documento para exigir el pago.
La falta de inversiones en infraestructura es un problema de larga data. El secretario de CARBAP recordó que el “Plan Maestro del Río Salado”, diseñado hace más de dos décadas, debería haber finalizado en 2015 pero apenas ha avanzado en poco más de la mitad. “Todos los gobiernos hicieron agua en esto”, afirmó con crudeza, apuntando directamente a la falta de continuidad de políticas públicas estructurales que podrían haber mitigado gran parte de esta crisis.
En este contexto, mientras el agua sigue acumulándose y nuevos pronósticos de lluvias amenazan con agravar aún más la situación, desde CARBAP reclaman el envío urgente de maquinaria pesada como retroexcavadoras, palas y cañones para realizar alteos y trabajos de canalización que permitan aliviar los puntos más afectados. “Hay pequeñas cosas que se pueden ir haciendo”, sostuvo Ginestet, y aunque reconoce que son apenas “parches temporales”, insiste en que podrían marcar la diferencia entre la supervivencia o el colapso total de cientos de explotaciones agropecuarias.