La Bolsa de Comercio de Rosario fue el epicentro de un evento clave para la industria agropecuaria: el Congreso ACSOJA, que reunió a referentes de toda la cadena productiva de la soja. El seminario, que este año tuvo como lema “Cuando la soja tiene la palabra”, abordó temas técnicos, agronómicos, políticos y económicos con una mirada integral y proyectada al futuro. Rodolfo Rossi, presidente de ACSOJA, resaltó la relevancia del encuentro: “Buscamos articular a todas las voces de los distintos sectores de la cadena, expresando los temas de coyuntura y mirando en positivo hacia el futuro”, sostuvo.
La agenda de la jornada incluyó desde paneles sobre la adopción de tecnologías en el campo hasta el análisis político y económico del cultivo. Uno de los momentos destacados fue la presentación del libro “La Industria Semillera en la Argentina”, además de un estudio exhaustivo sobre las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a los productos de soja, en un contexto donde la sustentabilidad ya no es una opción, sino un requerimiento global. “No es solamente un tema de campo; la sustentabilidad atraviesa toda la cadena, incluso las certificaciones industriales al final del proceso”, afirmó Rossi, subrayando la importancia de este enfoque integral.
Sin embargo, los desafíos de la cadena sojera son evidentes. La expansión que conoció el cultivo durante las décadas de auge, impulsada por el exitoso matrimonio entre siembra directa y soja tolerante a glifosato, hoy parece haber llegado a una meseta. El principal obstáculo según Rossi sigue siendo el sistema de retenciones: “Tenemos una agricultura estancada desde hace muchos años… El tema retenciones sigue siendo el número uno que no permite aplicar tecnología ni expandir el área”, sentenció. Este esquema impositivo no solo erosiona la rentabilidad de los productores, sino que también limita la adopción de innovación en zonas clave del país.
Rossi advirtió sobre la pérdida de competitividad respecto a otros actores globales. Mientras Argentina mantiene cierto liderazgo en la exportación de harina y aceite de soja, el ascenso de Brasil en las últimas dos décadas ha sido arrollador. “Brasil va a ser líder en soja por los próximos 50 años… nosotros mantenemos el liderazgo en algunos subproductos, pero nuestro uso interno sigue siendo muy bajo”, alertó. La falta de políticas que fomenten el valor agregado doméstico también aparece como un factor que limita el aprovechamiento integral del cultivo.
A pesar de este cuadro, la oportunidad de crecimiento está latente. Rossi proyectó un esquema agrícola diversificado y más intensivo, apuntando a un país con 12 millones de hectáreas de maíz, unas 22 millones de hectáreas de soja, 8 millones de trigo y una cobertura creciente de doble cultivo trigo-soja. “Tenemos tierra, agua y clima. Lo que falta son políticas coherentes”, explicó el dirigente, quien reiteró la necesidad de un enfoque que permita aumentar el área agrícola de forma sustentable y estratégica. Regiones del país aún cuentan con campos ociosos que podrían regresar a la producción si se dan las condiciones adecuadas.
En ese sentido, el Congreso ACOJA se presenta no sólo como un espacio de discusión técnica, sino también como una plataforma para pensar el rumbo de una actividad clave para la economía nacional. Con participación de gobernadores, ministros provinciales y expertos en mercados internacionales, esta edición del Congreso renovó el compromiso del sector, esperando que se avance en consensos que pongan nuevamente a la soja argentina en el sendero del crecimiento.