La avicultura argentina ha cobrado un protagonismo inusitado en los últimos años, con un notable incremento en el consumo de huevo y el ingreso de nuevos actores al negocio. Pero más allá de los números, el verdadero cambio está dándose en la manera en que las empresas líderes del sector interactúan con los productores. Tal es el caso del Grupo Pluma, que ha diseñado un servicio de asesoramiento técnico post-venta con el objetivo de brindar un seguimiento auténtico y profesional a quienes apuestan por su genética. “La idea es que no todo quede en la entrega de las bebés, sino fortalecer los lazos ayudando a generar una producción más eficiente”, explicó Cipollone.
Este enfoque integral, que contempla visitas a campo, análisis personalizados y asesoramiento profesional, da respuesta a una necesidad cada vez más valorada en una producción que requiere precisión y adaptación a contextos variables. “Grupo Pluma busca estar presente en todos los puntos donde nos soliciten. Todo se coordina y lleva tiempo, pero estamos presentes, recorremos y acompañamos”, destaca la médica veterinaria, que integra un equipo técnico diverso junto a nutricionistas, veterinarios seniors y especialistas en producción.
La Argentina productiva es tan extensa como diversa, y eso implica desafíos particulares según la región. Cipollone advierte que “las diferentes realidades provinciales hacen que los productores necesiten un asesoramiento diferencial”. En provincias con menos infraestructura o experiencia, este acompañamiento cobra aún mayor valor. “Hay lugares donde la producción todavía es muy convencional, donde no hay veterinarios que los visiten regularmente, y ellos agradecen mucho este tipo de presencia profesional”, remarcó.
El asesoramiento post-venta no solo responde a consultas, sino que también trabaja en la prevención. Hoy, una de las prioridades para el equipo de Grupo Pluma es fortalecer la preparación en la recepción de las pollitas: “Estamos generando conciencia para que el productor pueda brindar las condiciones adecuadas desde el primer día. Queremos evitar pérdidas por mortandad o por baja productividad”. Las consultas abarcan desde nutrición hasta problemas en postura, y muchas veces exceden el vínculo comercial inicial. “Ya nos tienen como referente y nos consultan por cuestiones que van mucho más allá de la entrega de las bebés”, afirma Cipollone.
Uno de los aspectos que más impactan en la producción es el climático, una variable incontrolable y crítica en un país con diferencias térmicas extremas. “La temperatura es uno de los factores que más temen los productores, no se puede controlar. Y en zonas del norte, las condiciones son particularmente desafiantes”, detalla Florencia, dejando en claro la importancia de ajustarse a cada región. En ese marco, resalta también la llegada de nuevos productores atraídos por la rentabilidad del huevo. “Se ha sumado gente «que no es del palo», que viene de la ganadería o la porcicultura, y que ve una oportunidad. Pero es fundamental que entiendan que esto no es mágico. Se necesita conocimiento, asesoramiento y buenas prácticas”.
Con una genética de primer nivel, el acompañamiento post-venta se ha transformado en el diferencial competitivo del Grupo Pluma. “Todos los genetistas ofrecemos un Fórmula 1. Pero si uno no le da las condiciones adecuadas, no sirve. El ave es un animal noble, pero hay que acompañarlo con manejo profesional”, concluye Cipollone, dejando en claro el nuevo rumbo de una industria que pone al productor en el centro de la escena.

