Después de meses intensos marcados por la presencia del virus de influenza aviar, Argentina se ha vuelto a declarar libre de la enfermedad, cumpliendo con el plazo establecido por la Organización Mundial de Sanidad Animal (ONUSA). Sin embargo, este logro podría ser efímero si no se abordan con seriedad las condiciones estructurales que hacen del país un terreno fértil para nuevos brotes. “Estamos jugando mucho a la suerte”, afirmó el doctor Mario Jauregui Lorda durante una entrevista con reconocidos periodistas del sector agropecuario, aludiendo al manejo inadecuado de la bioseguridad en la producción avícola.
Para el especialista, la sanidad animal en Argentina atraviesa una situación crítica, especialmente en lo que respecta a la crianza de pollo parrillero. “No tomamos conciencia de que la bioseguridad que tenemos es mala… Estamos teniendo mucha suerte porque hemos tenido muy pocos casos de influenza para lo que es la biodiversidad argentina”, advirtió Jauregui Lorda. La situación se agrava al considerar los recientes focos de laringotraqueítis infecciosa (laringotraqueítis aviar) reportados en la provincia de Entre Ríos, un área clave para la producción aviar.
Durante la charla, la periodista Eugenia Quibel destacó que si bien existen casos aislados de granjas con protocolos ejemplares de bioseguridad, el desafío es colectivo. “Sabemos que esto es general, no hacemos nada con que un porcentaje de nuestras empresas la hagan cuando el resto hace caso omiso al tema de la bioseguridad”. En línea con esta afirmación, Jauregui Lorda fue contundente: “No estamos convencidos de que la bioseguridad es el único medio que tenemos para que la influenza no nos afecte”.
La falta de respuesta institucional también fue parte del diagnóstico. En su intervención, Patricia Aller recordó que, a pesar de las lecciones que dejó la aparición del virus en el país, Argentina aún no cuenta con un marco regulatorio que incluya herramientas como la zonificación o la vacunación. “Si no nos montamos sobre la bioseguridad, nos quedamos sin ningún tipo de recursos para afrontar un virus que todos dicen que llegó para quedarse”, enfatizó. Jauregui Lorda coincidió en este punto crítico: “No hay duda que el virus en la Argentina ya es endémico… ya nuestra fauna autóctona está contaminada por el virus de influenza”.
Ante este panorama, el sector avícola nacional se encuentra en una encrucijada. La recuperación del estatus sanitario internacional es una oportunidad para posicionarse mejor en los mercados externos, pero también un momento para redefinir las políticas internas de sanidad y prevención. Según Jauregui Lorda, no se puede seguir esperando soluciones mágicas. “Pensamos en salvaciones mágicas, por eso te decía de la bioseguridad, no hay inversiones en…” —lamenta, dejando entrever una falta de voluntad real para afrontar el problema en su raíz.
Con exportaciones avícolas que alcanzaron cifras récord en los últimos años y una creciente atención internacional sobre la inocuidad y trazabilidad de los productos, la industria no puede permitirse vulnerabilidades endémicas. Tal como afirma Jauregui Lorda a modo de advertencia, la suerte no puede seguir siendo una política sanitaria.