En Concepción del Uruguay, Entre Ríos, se vive una fiesta de sabor, solidaridad y compromiso. FEPASA, una de las empresas líderes en la producción avícola argentina, celebra sus seis décadas de trayectoria organizando una iniciativa sin precedentes: una “polleada” gigante con fines benéficos. En total, se cocinarán más de 4.500 pollos –equivalentes a 7.000 kilos– en 18 líneas de parrillas que cubren más de 300 metros cuadrados, un evento que apunta a marcar un hito en la historia gastronómica local y, al mismo tiempo, en el corazón de su comunidad.
La idea nació como una forma de devolverle a Concepción del Uruguay todo lo que ha brindado a la compañía en estos 60 años. Tal como lo relató la gerenta de Recursos Humanos de FEPASA, Pamela Fontana, “cada institución de la ciudad tiene algún vínculo con nuestra gente”. Escuelas, clubes, hospitales y entidades sociales fueron invitadas a participar activamente: no solo vendieron los vouchers de pollo para recaudar fondos, sino que también colaboraron con la organización del evento, desde la logística hasta la cocción.
El evento coincide también con el 242° aniversario de la ciudad. Esta doble celebración se transformó en una oportunidad única para unir a la comunidad en torno a una actividad profundamente arraigada en la cultura local: el pollo asado a leña, como se cocina en el interior del país. “No hay carbón acá, es todo a leña, con ese gustito espectacular”, contó entusiasmado el periodista Adalberto Rossi al recorrer el predio.
Pero más allá del show y del posible récord Guinness, lo que verdaderamente importa es el impacto social. Gracias a esta polleada masiva, 65 organizaciones locales recibirán apoyo directo, desde la instalación de techos hasta la compra de materiales escolares. Todo el proceso –desde la faena especial en planta hasta la cocción supervisada– fue cuidadosamente planificado bajo estrictas normas de calidad y sanidad, con la participación de empleados de todas las áreas de la empresa.
Esta iniciativa muestra cómo una empresa puede ir mucho más allá de su rol económico. En palabras de Fontana, “es lo más gratificante: saber que esto está llegando a donde más se necesita”. FEPASA demuestra que la avicultura argentina no solo alimenta cuerpos, sino también comunidades enteras. Y lo hace con excelencia, corazón y una identidad bien entrerriana.