En la antesala de un evento que marcará un hito en la historia avícola argentina, FEPASA se enfrentó al desafío de procesar más de 7.000 kilos de pollo para una polleada solidaria de dimensiones récord. Cristian Palavecino, gerente de la planta frigorífica, reveló cómo se organizó esta operación que combina precisión industrial, compromiso comunitario y calidad de exportación.
El objetivo es superar los 6.480 kilos y 90 gramos establecidos por el récord Guinness, y para ello, cada detalle cuenta. “Los pollos deben pesar prácticamente lo mismo para que la cocción sea uniforme”, explicó Palavecino. Desde el momento en que las aves ingresan a la planta, comienza un protocolo riguroso: clasificación por peso, apertura precisa en el sector de trozado y refrigeración inmediata en canastos listos para ser enviados al predio de cocción.
Este no es un proceso improvisado. Según el gerente, todo se planificó tomando en cuenta incluso la merma natural del cocimiento, que ronda el 25%. Por eso, el trabajo previo fue esencial para garantizar que el peso final cocido esté dentro de los parámetros exigidos por Guinness. La meta es clara, pero el trasfondo es aún más valioso: todos los pollos vendidos benefician a 65 organizaciones sociales de Concepción del Uruguay.
“No es solo romper un récord. Es seguir fortaleciendo el lazo con la comunidad”, expresó Palavecino. La planta entera se movilizó con este propósito. Y no se trató únicamente de una iniciativa empresarial: fue una causa colectiva, donde empleados, vecinos e instituciones colaboraron para que cada pollo no solo sea un alimento, sino un gesto solidario.
Además, FEPASA reafirma su compromiso con la calidad. “Es un pollo fresco del día, no congelado, de excelencia. Por 10.000 pesos, la gente se lleva mucho más que una comida: está colaborando con clubes, escuelas y entidades que lo necesitan”, señaló el gerente, visiblemente emocionado por el impacto del proyecto.
El evento también refleja la impronta de su titular, Marcos Legato, quien ha convertido a la compañía en una referente no solo por su estándar productivo, sino por su rol social activo. “La visión de la empresa cambió totalmente desde su llegada. Hoy FEPASA es parte del tejido social de la ciudad”, concluyó Palavecino.