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    Recuperación y consumo avícola en Latino América para 2021

    El sector avícola mostró su rol protagónico en la economía durante los meses en que se ha desarrollado la pandemia por coronavirus; es una industria que se mantuvo firme, pese a las presiones que enfrentó en toda su cadena de producción y distribución.

    Y aunque la avicultura se mantuvo operativa, no escapará al golpe económico de la pandemia y se espera que, en Centroamérica, la contracción de este rubro económico tendrá una magnitud del -15 % al cierre de 2020.

    Así lo confirmó Luis Valle, el hondureño presidente de la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA) y de la Asociación Nacional de Avicultores de Honduras (ANAVIH), quien aseguró que en los momentos más críticos del COVID-19 el segmento de pollo mostró una caída del -40%.

    De hecho, para el último cuatrimestre del año se vislumbra una recuperación, pero el tiempo no alcanzará para reconquistar el terreno perdido, según el experto, todavía no se contará con el dinamismo adecuado.

    Por su parte, el consumo de huevo se mantuvo por ser un producto comestible, incluso meses atrás su demanda se disparó entre un 30% y 40%, motivada por las limitaciones abruptas a la movilidad de la población, generando problemas de suministro y suponiendo un gran desafío a la forma planificada en que trabaja la cadena de abastecimiento. Valle indicó que podría esperarse una caída del 15% en este rubro a futuro, debido a la merma en el poder adquisitivo de la población.

    Los empresarios avícolas tuvieron que lidiar también con restricciones para el ingreso a diferentes municipios, aldeas o caseríos, ya que los gobiernos municipales bloqueaban el paso de vehículos, ante el temor a contagios del virus.

    El presidente de ALA afirmó que nunca perdieron de vista la necesidad de continuar el suministro del producto al mercado.

    “El nivel de compromiso social del sector avícola latinoamericano fue mucho más grande que cualquier incertidumbre… Teníamos un problema de pandemia y no queríamos escasez de alimentos u otro tipo de problemas que se podían distorsionar en la cadena social”.

    Previo al COVID-19, la producción de pollo en Centroamérica y Panamá ya se había consolidado sobre la marca del millón de toneladas métricas, específicamente 1,09 millones de toneladas métricas el año pasado, un incremento del 2,18% con respecto a 2018.

    Guatemala representó el 22% de la producción del istmo, con 236.893,2 toneladas métricas (TM); Panamá integró el 20%, gracias a su aporte de 217.224,4 TM; y Honduras el 19%, con 203.331,2 TM.

    La industria avícola regional ha crecido a un ritmo del 16,9% en el quinquenio 2015-2019, una dinámica supera al total de América Latina y el Caribe, que avanzó en 3,84 % en el mismo período.

    El impulso panameño ha sido el más notable, pues su producción de pollo aumentó 20,7% en los últimos cinco años y también destacan El Salvador y Honduras, con tasas del 16,6% y 16,2%, respectivamente.

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    Impacto Latinoamericano

    Latinoamérica produce poco más de 27 millones de toneladas métricas de pollo a 2019, mientras Brasil, Argentina, Perú y México sobresalen entre los mayores exportadores, siendo la economía brasileña la que lleva el liderazgo.

    Tan solo en julio, las exportaciones brasileñas de carne de pollo al mundo bajaron en -5,7% y el volumen en un 25 %. A pesar de esto, en el acumulado entre enero y julio subieron en 0,5 % con respecto el mismo período de 2019.

    “El comportamiento mensual de las exportaciones de este año hace esperar que continúe el incremento acumulado, con un cierre positivo para 2020”, dijo Ricardo Santin, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA, por sus siglas en portugués).

    Pero el sector ha enfrentado varios reveses. A inicios de agosto trascendió que un cargamento de alitas de pollo congeladas provenientes de Brasil dio positivo a una prueba de COVID-19 en la localidad de Shenzhen, China, aunque quienes tuvieron contacto con el producto arrojaron negativo a las pruebas.

    Ante este hecho, sumado a otro caso similar de mariscos ecuatorianos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que no hay evidencia de que los alimentos o la cadena alimentaria participen en la transmisión del virus, no obstante, Filipinas prohibió la importación de productos avícolas desde Brasil, como medida temporal.

    Las islas del Caribe, por su parte, sufrieron un impacto ante la paralización del turismo, lo que desfavorece al consumo del pollo, que se caracteriza por ser “el rey de ciertos tipos de restaurantes y hoteles”, según Valle.

    Potencial en el consumo

    ¿Vendrá en 2021 la recuperación para la industria? Valle mostró su optimismo para que el primer trimestre del próximo año se recupere el terreno perdido y confía en la resiliencia del rubro avícola.

    “La particularidad de la pandemia es que nadie tenía una varita mágica ni un manual de instructivo, hemos sido extremadamente reactivos. Una de las fortalezas del sector reside en que la bioseguridad del producto ya venía siendo una parte fundamental en la gestión de las empresas y con el coronavirus, el enfoque se hizo más extensivo hacia el personal”, afirmó el experto.

    Las principales esperanzas residen en un hecho fundamental: Centroamérica todavía se encuentra por debajo del consumo per cápita promedio de América Latina, que sería de 210 unidades de huevos anuales y cerca de 40 kilos de pollo, por lo cual existe mucho terreno
    para crecer.

    En la región, tan solo Panamá se encuentra por encima del promedio latinoamericano, con una estimación de 54,1 kilogramos de consumo de pollo en 2019, según datos de ALA. Los costarricenses y salvadoreños incluyen en su alimentación 30,2 y 24,6 kilogramos de pollo anuales, en promedio per cápita.

    “La mayoría está por debajo de la media y hay una clara conexión entre los países que están por debajo de la media con sus niveles de desnutrición poblacional”, adviertió Valle