Los feedlots mejoraron su rentabilidad, pero siguen lejos de sus mejores números

    Como consecuencia de la severa sequía que castigó a la producción en los últimos meses y las medidas gubernamentales sobre cuestiones comerciales y de relaciones de precios, la ganadería argentina registró cambios importantes en la dinámica de variables.

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    Como consecuencia de la severa sequía que castigó a la producción en los últimos meses y las medidas gubernamentales sobre cuestiones comerciales y de relaciones de precios, la ganadería argentina registró cambios importantes en la dinámica de variables. Conversamos con respecto con el Vicepresidente de la Cámara Argentina del Feedlot (CAF), Juan Carlos Eiras: “Una sequía tan prolongada y tan profunda es un tsunami. Sigue pasando el tiempo y siguen siendo difícil de medir las consecuencias negativas que ha tenido. Desde la cría, que es el origen de la materia prima; al ternero que luego hace sus procesos de engorde y de recría; y la terminación que es el último eslabón antes del frigorífico”

    La relación de compra maíz-novillito mejoró un 50% entre enero y abril, a partir de la mejora en los precios relativos de la hacienda

    A partir de una salida anticipada de la hacienda por efectos de la seca, los feedlots elevaron sus niveles de encierre. En paralelo, se percibe una mejora en sus números de rentabilidad en los dos últimos meses, de acuerdo a un trabajo elaborado por Juan Manuel Garzón, de la Fundación Ieral.

    Como base, el análisis midió la cantidad de maíz que se puede comprar con la venta de un novillito,, una vez descontado el costo de la invernada. En enero de 2023, la ecuación arrojaba unos 1.443 kilos de maíz, un poder de compra que era un 40% menor al promedio de los últimos 13 años.

    Por su parte, entre febrero y comienzos de abril, la venta de un novillito permitió comprar 2.165 kilos de maíz. Este volumen fue un 50% superior en comparación al primer mes del año.

    “La situación mejoró considerablemente, pero debe advertirse que queda una brecha todavía del 10% respecto al poder de compra promedio del período 2010/2022, la brecha que era del 40% se redujo al 10%”, explicó Garzón.

    En este caso, consideró que la mejora se explica más por el cambio de precios relativos de categoría de animales, que por el mayor poder de compra de la hacienda en términos de maíz.

     

    SUBA EN EL PRECIO DE LA HACIENDA

    Por su parte, con la suba de precios de hacienda de febrero y marzo y cierta estabilización en el precio del maíz, el poder de compra de la hacienda en términos del cereal mostró una mejoría.

    En enero, se compraban 7,4 kilos del cereal por cada kilo de novillito vendido, relación que pasó a ser de 9,3 en el mes de marzo, un 26% más. “Esta suba también ha contribuido a la mejora de la situación económica del engordador”, sostuvo.

    Más allá de este panorama, advirtió que el nivel actual de este indicador está todavía bastante por debajo de su media reciente, unos 12,3 kilos de promedio en el período 2010-2022.  “Y mucho más lejos aún de los que fuesen sus mejores años, 14,9 kilos en 2014 y 19,4 kilos en 2015”, agregó.

    Para que este efecto favorable se extienda, Garzón remarcó que será fundamental que los precios de la hacienda, en particular de sus categorías de mayor edad y kilaje, se mantengan firmes a futuro. “Para que esta condición se cumpla, es clave la evolución que muestre la demanda, tanto interna como externa”, sostuvo.

    Y agregó: “Un riesgo macroeconómico muy latente con potencial de daño sobre la actividad del engorde y la ganadería en general es un salto en el tipo de cambio oficial, que incremente los costos de producción, en particular los de sanidad y alimentación”.

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