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    La industria agropecuaria argentina en busca de previsibilidad y competitividad

    En una entrevista exclusiva con los periodistas Adalberto Rossi, Patricia Aller y Eugenia Quibel, Julián Domínguez, presidente del Instituto para el Desarrollo Agrario Argentino, analizó los desafíos y oportunidades del sector avícola y agropecuario del país. Subrayó la necesidad de articular políticas públicas estables, ampliar mercados internacionales y fomentar la innovación productiva en un contexto complejo pero lleno de potencial.

    En conversación con periodistas especializados, Julián Domínguez no dudó en señalar que “la avicultura argentina tiene un potencial estratégico: no sólo por lo que representa en términos de empleo y arraigo territorial, sino porque sintetiza lo mejor del modelo agroindustrial argentino”. Según el presidente del Instituto para el Desarrollo Agrario Argentino, el país necesita encarar una agenda federal que priorice la innovación, el agregado de valor y el acceso a mercados internacionales, especialmente en un momento de reorganización de la economía mundial.

    Domínguez advirtió que el sector avícola —al igual que la ganadería y la porcicultura— enfrenta problemas estructurales históricos que requieren soluciones integrales: “La previsibilidad es la condición básica para que el productor pueda invertir, planificar y crecer. Sin reglas de juego claras, cualquier estrategia queda a mitad de camino”, afirmó. En este sentido, reclamó una política agropecuaria que articule a los distintos niveles del Estado con las economías regionales y el sector privado.

    Uno de los grandes temas abordados fue la influencia del tipo de cambio en el comercio exterior del sector. “Nuestra competitividad no puede basarse sólo en la devaluación. Necesitamos desarrollar ventajas tecnológicas, logísticas y sanitarias que consoliden a Argentina como proveedor confiable en los mercados más exigentes”, explicó. El dirigente también destacó que la avicultura nacional logró abrir mercados importantes en los últimos años, pero que es necesario consolidar esa presencia con estrategias de largo plazo.

    Respecto al mercado interno, Domínguez opinó que “la demanda está totalmente condicionada por la inflación y la caída del poder adquisitivo. Cuando una familia tiene que elegir qué proteína consumir, se ve obligada a recortar incluso productos esenciales como el pollo o los huevos”. Añadió que la clave está en combinar precios accesibles con una producción eficiente y sostenible desde el punto de vista ambiental y social.

    Consultado sobre la importancia de la ciencia y la tecnología en la agroindustria, sostuvo que “la biotecnología, la inteligencia artificial aplicada al agro, y la trazabilidad digital van a ser claves para el futuro. Pero para que esos avances lleguen al productor mediano y pequeño, tiene que haber una política pública inclusiva y federal”. En ese marco, valoró el esfuerzo de muchas cooperativas y pymes que están generando innovación a pesar de las adversidades económicas.

    Finalmente, Domínguez remarcó la necesidad de crear una institucionalidad nueva para el desarrollo agrario: “Tenemos que dejar de pensar en políticas de emergencia. Necesitamos una política de Estado que entienda que sin un campo productivo no hay país posible. Y eso se construye con diálogo, inversión e inteligencia colectiva”. Con estas palabras, el titular del Instituto dejó clara su visión de un modelo agroindustrial inclusivo, competitivo y sustentable para la Argentina del futuro.